La vasta red política liderada por Charles Koch, una vez atraída por DeSantis, respaldó a Nikki Haley como intento de detener a Trump, prometiendo el respaldo de su equipo de campo ya activado. Algunos altos asesores de la campaña están cada vez más pesimistas sobre sus posibilidades, según una persona cercana a DeSantis.

“La gente piensa cada vez más que se acabó. Es un desastre”, dijo la persona, que al igual que otros habló bajo condición de anonimato.

Los nuevos embates llegan en un momento crítico en la campaña de las primarias republicanas, con Trump dominante en las encuestas nacionales y estatales iniciales y una creciente sensación de que puede ser imparable.

DeSantis ingresó a la carrera con grandes expectativas y recursos formidables. Pero sus dificultades como candidato, incluyendo su manera forzada de hablar, sonrisas a veces incómodas y su percibida frialdad, han atraído la atención generalizada.

Y su teoría de cómo vencer a Trump, apelando directamente a sus seguidores, se ha topado con el entusiasmo duradero del Partido Republicano por el expresidente, amplificado por las acusaciones en su contra.

Los votantes dispuestos a pasar la página de Trump han encontrado cada vez más convincente a Haley.

Mientras algunos aliados de DeSantis son pesimistas, hay antecedentes de cambios dramáticos al final de las primarias presidenciales, dejando espacio para la recuperación.

El equipo de DeSantis sostiene que solo él puede arrebatar suficientes seguidores de Trump para competir y señala a menudo que el expresidente está invirtiendo contra DeSantis en lugar de Haley.

DeSantis se ha centrado intensamente en Iowa, donde está buscando visitar el total de 99 condados y cuenta con destacados partidarios, incluida la gobernadora Kim Reynolds (R) y el líder evangélico Bob Vander Plaats.

El viernes, los partidarios de DeSantis estaban jubilosos por su debate en Fox News la noche anterior con el gobernador de California Gavin Newsom (D), anunciado como un enfrentamiento entre “estados rojos y azules”.

“El liderazgo del equipo DeSantis no solo es optimista acerca de nuestro camino, sino que estamos increíblemente emocionados de llevar este esfuerzo a la siguiente etapa durante los últimos 47 días”, dijo el subdirector de campaña de DeSantis, David Polyansky. “Las campañas de Trump y Haley mejor que se preparen para el camino por venir”.

La campaña de DeSantis ha estado atacando a Haley como insuficientemente conservadora y desestimó el respaldo de la red Koch justo antes de que se anunciara el martes, declarando que “la establecimiento a favor de las fronteras abiertas y el establecimiento a favor del proyecto de ley de liberación general está respaldando a un moderado”, una referencia despectiva a las posiciones de la red sobre inmigración y asuntos de justicia penal.

Pero DeSantis y su equipo se sintieron heridos por el anuncio de Koch, según personas que hablaron con ellos, y habían cultivado una relación con la red y su grupo principal, Americans for Prosperity, a pesar de las diferencias de DeSantis en algunos temas políticos.

Un memorando de encuestas de AFP explicando su respaldo parecía una refutación a muchos de los argumentos del equipo de DeSantis, contrarrestando la idea de que la mayoría de los partidarios de DeSantis en los primeros estados cambiarían a Trump si no estuviera en la carrera.

DeSantis ha estado aprovechando las redes cristianas y socialmente conservadoras que han impulsado a ganadores anteriores de los llamados “caucus” de Iowa.

Mark Doss, quien asistió al foro Family Leader de Vander Plaats en noviembre, dijo que se inclinaba hacia DeSantis después de que personas a las que respeta, incluidos amigos pastores, dijeron buenas palabras. “Y tengo un gran respeto por la gobernadora Reynolds”, dijo Doss, director del ministerio de GoServ Global, un grupo humanitario cristiano con sede en Iowa.

Algunos partidarios vocales de DeSantis dudan de que sus respaldos muevan la aguja, sin embargo, y sus desafíos fueron difíciles de evadir incluso en un mitin de noviembre anunciando el respaldo de Reynolds, donde algunos asistentes encogieron efectivamente los hombros cuando se les preguntó si les importaba.