Texas decidió unilateralmente tomar el control que hasta entonces tenía la Patrulla Fronteriza.

Luego, la Guardia Nacional recibió la orden de cercar un tramo de 4 km que rodea el parque Shelby y la ciudad fronteriza de Eagle Pass, y colocó alambre de púas a lo largo del río Bravo para frenar la inmigración.

El Departamento de Justicia de EE.UU. presentó dos denuncias contra Texas: la primera, para restablecer la capacidad de monitoreo de la Patrulla Fronteriza, ahora limitada a una pequeña franja con una sola cámara de vigilancia; y la segunda, para declarar inconstitucional la Ley SB4, que permite a dicho estado detener, proceder y deportar a los inmigrantes que cruzan ilegalmente el país.

La Corte Suprema de EE.UU. dio la razón al Gobierno federal en ambas denuncias, pero Texas no aceptó los fallos y se negó a cumplirlos. Además, el gobernador Abbott especificó que la Guardia Nacional no permitirá que la Patrulla Fronteriza retire el alambre de espino, lo cual podría escalar en un enfrentamiento armado entre fuerzas armadas estadounidenses.

El gobernador Abbott defendió su decisión amparándose en que deben defenderse de una "invasión" de la inmigración irregular, y acusó a la Casa Blanca de haber "roto el pacto entre EE.UU. y los estados". Además, señaló directamente al presidente Biden por haberse “negado a hacer cumplir esas leyes, e incluso las ha negado”. Al respecto, aseguró que "Texas, simplemente, está asegurando la frontera".

25 estados apoyaron públicamente la decisión de Texas, varios de los cuales ya enviaron a parte de su Guardia Nacional, una decisión que respaldó el expresidente y candidato a la reelección Donald Trump: "Biden entregó la frontera e instigó una invasión masiva de millones de inmigrantes ilegales. Texas invocó con razón la Cláusula de Invasión de la Constitución y debe recibir pleno apoyo para repelear la invasión".

Por si las tensiones no estuvieran lo suficientemente exacerbadas, la Casa Blanca dio un ultimátum a Texas que vence este viernes.

Los expertos afirman que esta crisis nunca jamás había pasado, porque si bien el gobierno federal y el estatal se habían enfrentado en el pasado, nunca lo habían hecho las fuerzas armadas federales contra las estatales, por lo que la situación podría escalar en un conflicto armado no visto en suelo nacional desde la Guerra Civil.