Pero lo mejor es el timing: la firma de esta orden ocurrió apenas un día después de que el presidente confirmara a Robert F. Kennedy Jr. como su flamante secretario de Salud.

Sí, ese Kennedy—hijo del exfiscal general Robert F. Kennedy y sobrino del expresidente John F. Kennedy—ambos asesinados en los sesenta, porque claro, nada le da más mística a la historia que un apellido envuelto en conspiraciones. Pero lo más importante: Kennedy Jr. es un conocido escéptico de las vacunas. Coincidencia o destino, Trump lo puso a cargo de la salud del país.

Aunque el documento completo de la orden aún no ha sido revelado, algunos medios aseguran que instruye a Kennedy Jr. y a la secretaria de Educación, Linda McMahon, a elaborar un plan para aniquilar los mandatos de vacunación. Algo así como un golpe maestro contra cualquier intento de exigir la dosis contra Covid.

Desde el Despacho Oval, Trump se mostró implacable y reafirmó su postura: ni un centavo para quienes se atrevan a imponer estos “mandatos coercitivos”. No es la primera vez que el magnate republicano hace de la pandemia su campo de batalla político. El pasado 27 de enero ya había firmado otra orden para reincorporar con pago retroactivo a los militares dados de baja durante el gobierno de Joe Biden por negarse a vacunarse.

Así que ya saben: en la era Trump, exigir la vacuna en las escuelas es jugar con fuego. Porque, como siempre, en su mundo hay dos opciones: o estás con él, o te quedas sin fondos.