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Insólito: el Gobierno de Trump despidió a cientos de empleados clave y después tuvo que rogarles que volvieran

El Gobierno de Donald Trump decidió, en un arranque de tijeretazo burocrático, despedir a más de 300 empleados clave.

El caos atómico se desató en la Administración Nacional de Seguridad Nuclear cuando el Gobierno de Donald Trump decidió, en un arranque de tijeretazo burocrático, despedir a más de 300 empleados clave.

Entre ellos, personal encargado de supervisar, fabricar e inspeccionar el arsenal nuclear de Estados Unidos. Un detalle menor, al parecer, para los funcionarios que pensaron que estos despidos serían un trámite más.

El problema llegó cuando alguien, en algún oscuro despacho del Departamento de Energía, se dio cuenta de que tal vez—solo tal vez—no era la mejor idea desmantelar de la noche a la mañana el equipo que se encarga de garantizar que las ojivas nucleares del país no terminen en un episodio de "Desastres hechos en casa".

Así que, en una carrera desesperada, el Gobierno tuvo que salir el viernes a buscar a los empleados despedidos y rogarles que volvieran a sus puestos.

El espectáculo fue digno de una película de enredos: los correos oficiales ya estaban cerrados, los teléfonos del gobierno desconectados y los gerentes tuvieron que improvisar como detectives privados para rastrear a los despedidos y decirles que todo había sido un pequeño malentendido.

Algunos empleados se enteraron de su reincorporación por un correo a su cuenta personal que básicamente decía: “¿Te acordás de que te echamos? Bueno, era joda. Vení el martes”.

El problema de fondo es que este papelón no solo afectó la moral de los trabajadores—que ahora viven con el miedo de que cualquier día puede ser su último—sino que también sembró dudas sobre la estabilidad de la agencia que maneja nada menos que el armamento nuclear del país.

Mientras tanto, en los pasillos de la NNSA, el murmullo es uno solo: si con un par de memorandos mal pensados ya despidieron y recontrataron a cientos de empleados, ¿qué más podría pasar?

Por ahora, los despedidos (o mejor dicho, los ex-despedidos) vuelven a sus escritorios con la incertidumbre de si su próxima tarea será inspeccionar ojivas o actualizar su currículum.

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