Horas más tarde, la víctima —un campista oriundo de Missouri— fue localizada sin vida a varios metros, con graves heridas compatibles con un ataque de un gran carnívoro.

El sheriff Glenn Wheeler informó que el Laboratorio Criminalístico Estatal de Arkansas confirmó que la causa de muerte fue un ataque animal, clasificado como accidental. Aunque falta el resultado de las pruebas de ADN, todo apunta a un oso macho joven.

“Creemos que era un ejemplar recién separado de su madre, no un oso adulto de gran tamaño”, explicó Wheeler.

Días antes, la víctima había enviado fotografías de un oso merodeando su campamento, lo que refuerza la sospecha.

Las tareas de búsqueda del animal siguen activas con el apoyo del Servicio Forestal de Estados Unidos, el Servicio de Parques Nacionales y la Comisión de Caza y Pesca de Arkansas. El área del campamento Sam’s Throne continúa cerrada al público.

Las autoridades pidieron a residentes y visitantes extremar precauciones: guardar los alimentos lejos de las áreas de descanso, evitar el contacto con osos de cualquier tamaño y cuidar especialmente a los niños. “Este es un caso sumamente raro”, advirtió Wheeler. “Cuando un oso desarrolla conductas depredadoras, suele repetirlas”.

El nombre de la víctima aún no fue difundido oficialmente.

El mes pasado, un hombre de 72 años sufrió un brutal ataque en el condado de Franklin, Arkansas, cuando un oso de 70 libras lo embistió en la zona de Mulberry Mountain. La víctima, Vernon Patton, sufrió heridas en la cara, brazos y torso, y debió ser trasladado en avión a hospitales especializados.

Funcionarios recordaron que no se habían registrado ataques de osos a humanos en Arkansas en al menos 25 años. Algunos registros incluso sugieren que el último hecho de este tipo pudo haber ocurrido en el siglo XIX.