La delegación ucraniana estuvo liderada por Rustem Umerov, secretario del Consejo de Seguridad Nacional y flamante jefe negociador, quien viajó acompañado por altos diplomáticos como el primer viceministro de Exteriores Sergiy Kyslytsya.

Por parte de Washington participaron, además de Rubio, el enviado presidencial Steve Witkoff y Jared Kushner, yerno y asesor del presidente Donald Trump.

Según relató Rubio al finalizar la jornada, las discusiones avanzaron en puntos clave del nuevo plan estadounidense para una salida negociada al conflicto, iniciado por Moscú en 2022 con la invasión a territorio ucraniano.

Reconoció, sin embargo, que se trata de “un asunto complejo, con numerosos factores en juego”, y remarcó que Rusia es “una pieza inevitable de la ecuación”.

En esa línea, destacó que Witkoff viajará a Moscú la próxima semana para continuar las gestiones y afirmó que Washington mantiene abiertos los canales de comunicación con el Kremlin, lo que les permite “conocer con claridad sus posiciones”.

Desde la delegación ucraniana, Umerov aseguró que se discutieron “todos los temas cruciales para Ucrania y su pueblo”, y se mostró conforme con la recepción estadounidense, a la que calificó como “muy comprensiva”.

También expresó confianza en que pueda concretarse un acuerdo que no solo detenga la guerra, sino que garantice “un futuro más seguro y próspero” para su país.

Estas conversaciones forman parte del nuevo paquete de negociaciones impulsado por Estados Unidos. El plan ha recibido críticas por interpretarse inicialmente como favorable a Rusia, aunque Rubio insistió en que el objetivo central es consolidar las bases para una paz duradera.