“Nuestra guía es simple: ¿esto nos ayuda a ganar? Si la respuesta es no, entonces se trata de una distracción de la misión principal”, sostuvo Martin. Y agregó que, tras dialogar con distintos sectores del espacio demócrata, existe coincidencia en la necesidad de aprender del pasado, pero con el foco puesto en construir el futuro.

La decisión se conoce luego de un duro revés electoral en noviembre del año pasado, cuando, pese a que Kamala Harris fue candidata presidencial y el partido logró una recaudación histórica superior a 1.000 millones de dólares, los demócratas perdieron tanto la Casa Blanca como el control del Congreso.

No obstante, desde la conducción partidaria destacan que el cambio de estrategia se apoya en resultados posteriores, como las victorias obtenidas un año más tarde en las gubernaturas de Pensilvania y Virginia, además de las alcaldías de Nueva York y Miami.

La determinación, sin embargo, generó fuertes críticas internas. David Hogg, activista que se desempeñó brevemente como vicepresidente del DNC, cuestionó lo que considera una falta de transparencia hacia el electorado. A través de un mensaje en la red social X, afirmó que la negativa a publicar el análisis equivale a “falsear la autopsia” de las elecciones que allanaron el camino al regreso de Donald Trump a la presidencia. “Si los líderes del partido no toman las decisiones necesarias para reconstruir una coalición ganadora, seremos otros quienes tomemos la iniciativa”, advirtió.

En la misma línea se expresó recientemente la propia Kamala Harris. Durante una entrevista en el podcast “At Our Table with Jaime Harrison”, la ex candidata presidencial reprochó a la dirigencia demócrata seguir aferrada a prácticas del pasado que, a su entender, profundizaron el alejamiento con los votantes. “De alguna manera seguimos demasiado anclados en lo que fue, y por eso no hablamos de un modo auténtico, reconocible o relevante. Tenemos que hablar del momento que estamos viviendo”, sostuvo.