El mes pasado, Biden también se sometió a una cirugía de Mohs, procedimiento utilizado en casos de cáncer de piel, lo que en sus apariciones públicas lo mostró con un vendaje notorio en la frente.

El tratamiento de radiación duró cinco semanas y, de acuerdo con un portavoz del expresidente, aún no está claro si serán necesarias nuevas sesiones. Los especialistas habían detectado el cáncer de próstata durante un control médico rutinario y señalaron en un inicio que se trataba de un tumor localizado y de crecimiento lento. Sin embargo, posteriormente se confirmó que la enfermedad tenía un carácter más agresivo y que ya se había extendido a los huesos.

En ese contexto, la oficina del exmandatario comunicó que Biden estaba evaluando distintas alternativas para garantizar un control eficaz de la enfermedad. En paralelo, el propio expresidente compartió en X un mensaje en el que expresó: “El cáncer nos afecta a todos. Como muchos de ustedes, Jill y yo hemos aprendido que somos más fuertes en los momentos difíciles. Gracias por animarnos con amor y apoyo”.

Los médicos consideran que, debido a la metástasis y a la evolución silenciosa del tumor, es probable que el cáncer de Biden se hubiera desarrollado durante años antes de ser diagnosticado.