“Sigo pensando que tendremos una presidenta muy pronto. Sin embargo, las batallas culturales que estamos enfrentando hacen que sea más complicado para una mujer postularse. En cierto modo, nos hemos movido hacia la derecha como reacción a toda la agitación, y probablemente sería más fácil para una mujer republicana conservadora ganar”, comentó.

El exmandatario también recordó momentos clave en la historia política del país, como las campañas de su esposa, Hillary Clinton, y la actual vicepresidenta, Kamala Harris, quienes no lograron derrotar al expresidente Donald Trump en elecciones anteriores. Afirmó que, de haber sido nominada en 2008, Hillary habría tenido mayores probabilidades de victoria, comparando su caso con el éxito de Barack Obama, el primer presidente afroamericano del país.

En el contexto de las últimas elecciones, Harris enfrentó un destino similar al de Hillary Clinton en 2016, ya que, pese a los esfuerzos de su campaña, no logró conquistar el respaldo necesario de los votantes y sufrió una aplastante derrota ante Trump. Algunos analistas atribuyen estos fracasos a la desconfianza de los votantes hacia la capacidad de una mujer para liderar la nación.

Algo similar ocurrió con la republicana Nikki Haley, quien, tras una destacada carrera política, también intentó desafiar a Trump en las primarias de su partido. Sin embargo, su candidatura se desmoronó rápidamente al no obtener el apoyo suficiente, obligándola a abandonar la contienda antes de sufrir una derrota aún más contundente.

Para Bill Clinton, Estados Unidos se encuentra cerca de superar estas barreras, pero aún queda un largo camino por recorrer para lograr la igualdad de género en la política al más alto nivel.