A pesar de los esfuerzos del Gobierno actual, encabezado por Joe Biden, que incluyeron la creación de un Comité Trilateral de Fentanilo junto con México y Canadá, las cifras de muertes por consumo de este opioide continúan en ascenso. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el fentanilo causó la muerte de 74,000 personas en 2022, cifra que aumentó a 76,000 en 2023.

Trump, quien asumirá la presidencia el próximo 20 de enero, no ha detallado aún la estrategia completa que implementará para abordar esta crisis de salud pública. Sin embargo, entre sus planes más concretos destaca la presión a México, país señalado como principal productor del fentanilo que ingresa a Estados Unidos. Trump planea imponer aranceles a productos mexicanos como medida para forzar a la presidenta Claudia Sheinbaum a intensificar las acciones contra los cárteles responsables de la fabricación de la droga.

El impacto del fentanilo no se limita a Estados Unidos. En México, la adicción a este opioide afecta cada vez a más jóvenes, muchos de ellos atrapados en un contexto de pobreza y falta de oportunidades. Trump ha señalado que esta situación demanda una mayor responsabilidad del gobierno mexicano, instándolo a actuar con mayor severidad frente a los cárteles.

La crisis del fentanilo representa un desafío urgente tanto para Estados Unidos como para México, y la estrategia que Trump implemente será clave en los próximos años para combatir este problema que trasciende fronteras.