La norma también busca garantizar la calidad, el etiquetado y el cultivo de los productos derivados del cáñamo, una planta de la familia de la marihuana que se utiliza para obtener fibra, aceite y sustancias estupefacientes.

El cáñamo es una variedad de la planta de cannabis que no contiene más de un 0,3 por ciento de THC, el principal componente psicoactivo de la marihuana. Por lo tanto, el cáñamo supuestamente no produce efectos intoxicantes, sino que se usa para fines industriales, medicinales o recreativos.

A juicio de la presidenta de Política de Salud del Senado, Colleen Burton, quien es la patrocinadora de la iniciativa, las restricciones propuestas abordan preocupaciones de “salud y seguridad” que han surgido a medida que aumenta el uso de productos que contienen THC.

Entre los productos de cáñamo más populares se encuentra el aceite de CBD, que se extrae de la planta y se usa para tratar diversas dolencias, como la ansiedad, el dolor o la epilepsia.

El proyecto de ley prohibiría a las empresas de Florida fabricar o vender productos como vaporizadores y gomitas que contengan más del 0,3 por ciento de delta-9 y establecería límites a otros cannabinoides.

Asimismo, crearía un programa de certificación para los productores y los laboratorios que analizan los productos, al tiempo que prohibiría la venta de productos de cáñamo a menores de 18 años y establece sanciones para los infractores.

Productores de cáñamo de Florida, entre los que se cuentan emprendedores provenientes de otros estados en donde existen regulaciones similares a las que se debaten en el Congreso floridano, se han mostrado en contra de la propuesta legislativa.

Si finalmente esta legislación es aprobada por las dos cámaras estatales y es refrendada por el gobernador Ron DeSantis, Florida se uniría a otros estados que ya han regulado el cáñamo, como Colorado, Kentucky o Vermont.