El amor definitivamente está muerto: una cena romántica de San Valentín terminó en apuñalamiento

El día de San Valentín es conocido por ser una fecha llena de amor, romanticismo y gestos cursis… pero para Taylor Meyer, un hombre de Indiana, fue el día en que su paciencia y su cordura tomaron un vuelo sin regreso directo a la cárcel.
Convencido de que su esposa Deborah Meyer necesitaba un poco más de emoción en su vida, Taylor preparó una velada con temática parisina, incluyendo una cena especial, un vestido nuevo para su amada y hasta dibujos de la Torre Eiffel hechos por sus hijos. Todo listo para una noche de ensueño… hasta que su esposa arruinó el momento con su “indiferencia”.
En un acto que sería la gota que derramó la copa de vino, Deborah desapareció por 20 minutos, lo que encendió todas las alarmas en la cabeza de su esposo, quien ya la imaginaba bailando un can-can con su presunto amante. La discusión fue subiendo de tono hasta que Deborah decidió ponerle fin de la manera más efectiva: con un puñetazo en la cara de su esposo. Pero claro, Meyer no iba a dejar que su velada soñada terminara así de fácil.
"Soy más fuerte que tú", le dijo el romántico esposo mientras le quitaba el celular, porque nada dice "te amo" como un poco de control absoluto. Según declaró a los detectives, lo que siguió fue una "lucha y golpes", hasta que decidió que un regalo de San Valentín inolvidable era apuñalar a su esposa una decena de veces, varias de ellas en el pecho.
Pero Taylor no se detuvo ahí, porque, si ya estás completamente fuera de control, ¿por qué no ir un paso más allá? Después del ataque, decidió enviarle al supuesto amante de Deborah una foto de su cuerpo ensangrentado, porque claramente, este hombre tiene una visión muy particular del amor propio y la venganza.
Las autoridades lograron capturar a Meyer, quien ahora se encuentra en el Centro de Detención del Condado de Clark sin derecho a fianza. A pesar de la evidencia aplastante, el romántico empedernido se declaró "no culpable" del asesinato y tendrá que comparecer ante el tribunal en marzo.
Para cerrar con broche de oro, Taylor explicó que esta fue la mayor muestra de esfuerzo que había hecho por su matrimonio y que Deborah simplemente lo había ignorado.
"Me quedé en casa con los niños todos los sábados mientras ella se acostaba con quien fuera y me mentía en la cara", declaró, dejando en claro que su concepto de amor y relaciones saludables estaba tan retorcido como la trama de este terrible y absurdo crimen.
Moraleja: San Valentín puede ser el día del amor, pero también puede sacar a la luz los verdaderos demonios que acechan en una relación. Y, sobre todo, si alguien te organiza una velada temática con dibujos de la Torre Eiffel hechos por niños, mejor finge interés, no sea que termines protagonizando la peor cena de tu vida.