El escándalo salió a la luz el 14 de febrero (¡vaya regalo de San Valentín!) cuando la policía de Keene recibió un aviso anónimo alertando sobre unos “videos perturbadores” en los que Tedford parecía tener un problema de puntería… con los baños.

Tras una investigación que incluyó a la tienda Monadnock Food Co-Op, el supermercado retiró varios productos sospechosos de haber sido “bendecidos” por la influencer, entre ellos quinua roja, quinua blanca, quinua tricolor, harina de maíz, polenta, coco rallado y nueces crudas. Porque, claro, lo último que uno espera al comprar ingredientes saludables es llevarse un extra de hidratación.

La tienda trató de calmar a los clientes con un comunicado en el que aseguraban que “la salud y la seguridad de nuestra comunidad siguen siendo nuestras principales prioridades” y que no había riesgos persistentes. Sin embargo, nadie puede evitar preguntarse: ¿cuántas veces ocurrió esto antes de que la descubrieran?

La respuesta es escalofriante: las autoridades encontraron videos adicionales de Tedford cometiendo el mismo “ritual” desde al menos 2021. Es decir, durante cuatro años, esta influencer estuvo grabando en secreto su… ¿contribución líquida?… a la industria alimentaria.

El daño causado por su inusual hobby le costó al supermercado más de mil quinientos dólares en productos destruidos y limpieza. Por su parte, Tedford fue arrestada y acusada de un delito grave de clase B, aunque fue liberada bajo fianza y deberá comparecer ante la justicia el 7 de abril.

Las autoridades no descartan más cargos y la investigación sigue en curso. Mientras tanto, los consumidores de New Hampshire probablemente mirarán con desconfianza cada paquete de quinua antes de llevarlo a casa. ¡Cosas que solo pasan en Internet!