Yener Ramírez, un popular vendedor ambulante conocido por su apodo en inglés The Corn Guy encontró la muerte de forma inesperada en Long Beach cuando vendía sus elotes, al ser alcanzado al parecer por una bala perdida.
Para ayudar a la familia, pueden hacer donativos en la página de GoFundMe: Yener Ramirez (Aka The Corn Guy).
La tragedia ocurrió el miércoles 20 de marzo en la cuadra 100 de la calle Eagle al oeste del boulevard Long Beach en un barrio residencial, alrededor de las 4:05 de la tarde de la tarde cuando Yener vendía sus elotes en la calle. Sufrió una herida de bala en el torso que le causó la muerte.
Los primeros reportes, de acuerdo a un comunicado de la Policía de Long Beach, indican que se detectó en el área, a un grupo desde donde una persona lanzó varios balazos al aire. Se desconoce si los individuos discutían o peleaban.
El grupo huyó antes de que llegara la policía; y la propia corporación policiaca cree que el vendedor no tenía nada que ver con ellos sino que tuvo la desgracia de estar cerca al momento que sacaron las armas y se pusieron a tirar. Se presume que al menos una bala lo alcanzó.
En un comunicado, la policía de Long Beach indicó que “el motivo del tiroteo sigue bajo investigación”.
“Yener murió como a las 4:50 de la tarde, cuando lo llevaban en la ambulancia rumbo al hospital”, dijo José Fernández, primo de Yener, quien organiza la colecta en GoFundMe para asistir a la familia con los gastos funerarios.
Yenes tenía 37 años de edad, era padre de un adolescente de 17 años y una niña de un año y medio.
Hace alrededor de 19 años que había emigrado de Guatemala al área de Los Ángeles, y desde hace 15 años se dedicaba a la venta ambulante de elotes.
“No sabemos qué pasó. Todo está en investigación. No nos han entregado el cuerpo”.
José platica que Yener vivía en el barrio de Wilmington al sur de Los Ángeles, con su esposa y sus hijos.
Se ganaba la vida vendiendo elotes en su carreta ambulante. Subía su carrito de venta de elotea en su camioneta en Wilmington y se transportaba hasta Long Beach, donde se estacionaba y de ahí se iba a vender. Se movía por diferentes calles de Long Beach. Vendía además mangos, raspados, chicharrones, esquites y chetos.
Yener salía a vender alrededor del mediodía, y regresaba entre las 5 y 5:30 de la tarde a su casa.
José dice que no tiene muchos de los detalles que condujeron a la muerte del vendedor.
“Hace unos cinco años lo quisieron robar, y ya había sufrido otras agresiones en la calle. Pensamos que quienes le dispararon se equivocaron y no era él a quien quería matar. No sabemos”.
Describe al elotero como una persona muy seria, calmada y humilde.
“Le gustaba mucho jugar fútbol. Paró cuando tuvo a su hija porque ya casi no tenía tiempo”, dice.
Y comenta que tras conocerse su muerte, muchos niños del barrio han comentado que lo van a extrañar porque eran sus clientes, le compraban elotes.
En su página de recolección de donativos en GoFundMe, se describe a Yener como “un padre amoroso que trabajaba incansablemente para mantener a su familia como vendedor ambulante”.
Y claman por auxilio: “¡Por favor, ayude a su familia! Él es un gran amigo de la familia y nos encantaría ayudarlo en todo lo que podamos. Muchos lo conocen en el este de Long Beach”.
José dice que el sábado 30 de marzo habrá una kermés, a partir de las 12 del día, en el lugar donde fue acribillado de muerte en las calles Locus y Eagle para recaudar fondos para sus funerales.
Cualquier persona que tenga información sobre el tiroteo debe comunicarse con los detectives de homicidios de LBPD Michael Hubbard, Jesús Espinoza o Alfredo Chairez al 562-570-7244. Los informantes que prefieran permanecer en el anonimato pueden llamar a Crime Stoppers al 800-222-8477 o visitar lacrimestoppers.org.
Son muchos los peligros a los que se exponen los vendedores ambulantes cuando salen a las calles a vender sus productos para poner comida en la mesa de sus hogares.
Con frecuencia son objeto de ataques y crímenes de odio, y muchas veces son robados, agredidos verbal y físicamente; y en otros casos se meten a barrios donde abunda el crimen y sin quererlo, se exponen a ser víctimas fatales de un delito como tristemente le ocurrió a Yener.