Esta persecución les condujo a un apartamento encontraron a un grupo de individuos, entre ellos Desousa Villalta, otro adulto llamado Javier Alborno y un niño de corta edad, todos ellos en un entorno cargado de peligro.

El intento de Alborno de ocultar un arma de fuego y escapar se vio frustrado cuando la policía entró en acción rápidamente.

Un registro a la vivienda reveló un arsenal de contrabando: cuatro pistolas cargadas, tres cargadores extendidos, una caja de balas y cantidades significativas de cocaína y ketamina.

Tanto Desousa Villalta como Alborno, junto con sus acompañantes, se enfrentan a graves cargos, incluida la posesión criminal de una sustancia controlada.

Su historial con la ley, que incluye cargos desde intento de asesinato hasta posesión ilegal de armas de fuego, se suma a la complejidad del caso.

Las decisiones sobre las fianzas tras la redada suscitaron debate, ya que sólo dos sospechosos se encuentran en libertad bajo fianza.

El jefe de patrulla del Departamento de Policía de Nueva York, John Chell, criticó la indulgencia mostrada hacia las personas con antecedentes por delitos con armas de fuego, cuestionando la eficacia de las recientes reformas penales.

Estas reformas, iniciadas en 2020 para abordar problemas sistémicos, están siendo reexaminadas ahora por su posible impacto en los índices de delincuencia.

A medida que avanza el caso, el principio de "inocente hasta que se demuestre lo contrario" sigue siendo crucial.

Sin embargo, este episodio obliga a reconsiderar la delincuencia, el castigo y las estrategias de seguridad pública, subrayando la necesidad de un enfoque equilibrado de la justicia y la reforma.