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Promotoras de salud de Chicago buscan mejorar la calidad de vida y el bienestar de los latinos

Marina Patiño junto a otras promotoras de salud en el Centro San Bonifacio.

A Marina Patiño, de 45 años, su médico le diagnosticó colesterol alto. Dice que ese fue el motivo por el cual se interesó en saber más sobre su condición.

Cuando llevó a la clínica a sus hijos se le acercó una promotora de salud. “Me dice que si estoy interesada en recibir más información sobre el cuidado del corazón, le dije que sí, me dio una charla y me interesó tanto porque descubrí qué era el colesterol alto y qué me podía pasar si yo seguía con la condición de vida que tenía”, contó Patiño.

“Decidí ir al Centro San Bonifacio de Chicago para tomar el curso de promotoras de salud, escuché todas las charlas que dieron, me quedé supermotivada, interesada en aprender para dar ese servicio a la comunidad”, añadió Patiño, que culminó el curso de promotoras de salud en 2014 pero siguió capacitándose.

“Todo este tiempo he estado preparándome como promotora de salud y ahora hace un año estoy empleada como directora de programación en el Centro San Bonifacio”, dijo Patiño a La Raza.

La comunidad tiene confianza con las promotoras de salud, porque comparten la misma cultura, hablan el mismo idioma y explican de una manera más sencilla. “Sentimos que estamos en la misma página”, señaló Marina Patiño.

“A muchas personas les he preguntado por qué no platican con su médico sobre sus dolencias, por qué no le has dicho, les pregunto, y me responden es que me da pena, o es que el doctor a veces le he querido explicar y nomás me dice mire puede ir a esta web o tenga esta información léela”, agregó Patiño, directora de programación de promotoras de salud del Centro San Bonifacio.

Patiño es una de cientos de promotoras de salud que estudiaron en ese centro, ubicado en el noroeste de la ciudad.

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