Con esta medida revolucionaria, Trump busca evitar que las agencias federales brinden asistencia lingüística a quienes no hablen inglés, aunque les deja la opción de hacerlo si quieren. Básicamente, no cambia mucho, pero él quiere llevarse el crédito de "descubrir América"… otra vez.

Trump y su guerra contra los idiomas

El Presidente lleva años obsesionado con el hecho de que en su país se hablen más de 350 idiomas.

Durante su campaña, lo dejó bien claro: “Son idiomas, es la cosa más loca, idiomas de los que nadie en este país ha oído hablar jamás. Es algo muy horrible”, sentenció con su característico análisis profundo y académico.

No está claro a qué idiomas se refería, pero alguien debería avisarle que muchos de ellos se hablan desde antes de que su apellido fuera sinónimo de escándalos.

La política del mérito: inglés obligatorio y billetera llena

Esta no es la primera vez que Trump intenta jugar al "limpiador de idiomas". En su primer mandato, ya había intentado imponer una política migratoria en la que solo los inmigrantes con alto nivel educativo, altos ingresos y, por supuesto, dominio del inglés fueran bienvenidos. Si no cumplías estos requisitos, podías intentarlo en otra vida.

En 2023, el representante Bob Good también intentó imponer una "Ley de Unidad del Idioma Inglés", que exigía que todo trámite federal se realizara en inglés. Pero el proyecto no prosperó porque, bueno… ya todo se hace en inglés.

El gran logro de Trump: firmar papeles para hacer lo que ya se hacía

Con su orden ejecutiva, Trump le dice al mundo que el inglés es ahora el idioma oficial de Estados Unidos, algo que ya lo era de facto. En resumen, el Presidente acaba de ponerle sello oficial a lo obvio, como si mañana decretara que el agua moja o que el sol sale por el este.

Pero claro, lo importante es que haya un papel firmado y muchas cámaras grabando. Porque si hay algo que Trump ama más que las hamburguesas y los campos de golf, es un buen show donde él sea la estrella… aunque sea para anunciar lo que todos ya sabían.