Trump ningunea a la esposa de DeSantis y ya elige a su nuevo "favorito" para gobernar Florida

El drama político en Florida está que arde y Donald Trump acaba de prenderle más fuego.
Ante la imposibilidad de Ron DeSantis de reelegirse como gobernador, todos esperaban que su esposa, Jill Casey DeSantis, fuera la gran candidata para continuar con el legado familiar.
Pero Trump tenía otros planes, y en su tradicional estilo despectivo, ni siquiera la mencionó en su más reciente anuncio sobre el futuro político del estado.
En una de sus explosivas publicaciones en Truth Social, el Presidente reveló su candidato favorito: Byron Donalds, el representante del 19° distrito congresional de Florida, a quien describió como un “ganador total” con una familia hermosa y listo para seguir su línea política sin cuestionamientos.
Según una misteriosa “encuesta interna”, Donalds habría obtenido un sólido 31 por ciento de respaldo, mientras que la vicegobernadora Jeanette Nuñez apenas alcanzó un humillante 4 por ciento, y el comisionado de Agricultura Wilton Simpson quedó casi en el olvido con un patético 3 por ciento. ¿Y Jill Casey DeSantis? ¡Ni siquiera figuró en el radar de Trump!
La decisión no solo aplasta las aspiraciones políticas de la esposa de DeSantis, sino que también deja a su marido en una posición incómoda. Muchos analistas creían que, si Jill Casey se postulaba, DeSantis podría mantenerse relevante para una futura candidatura presidencial. Sin embargo, sin el respaldo del jefe supremo del trumpismo, sus chances parecen desvanecerse más rápido que una promesa de campaña.
En su efusivo mensaje, Trump dejó en claro que Donalds será su hombre en Florida, asegurando que trabajará “de cerca” con él para impulsar la agenda de Estados Unidos primero. Además, destacó que luchará para fortalecer las fuerzas armadas, frenar la inmigración ilegal, restaurar el poder económico y defender la Segunda Enmienda.
Mientras tanto, Ron DeSantis y su esposa deben estar sintiendo lo que es ser ignorados por el mismo hombre al que intentaron desafiar. El mensaje de Trump es claro: en su Florida no hay lugar para los DeSantis… ni aunque sea la esposa del gobernador.