"Yo estaba al final de la línea de producción y se suponía que tenía que ver el producto terminado antes de que lo enviaran a Boeing", pero lo único que veía eran "piezas que faltaban, piezas incompletas, bastidores que tenían abrazaderas provisionales sin sujetadores, abolladuras en las piezas, piezas dañadas, remaches cortados", relató. "Todo lo que veía era como una bomba de tiempo", afirmó.

Entregas a Boeing sin correcciones necesarias

Paredes también afirmó que sus superiores le presionaban para no documentar los defectos en los informes, con el fin de no retrasar las entregas a Boeing. "Siempre decían que no había tiempo para corregir los errores", comentó.

Otro denunciante, Roy Irvin, quien trabajó como inspector de control de calidad del modelo 787 Dreamliner de Boeing, también reportó problemas serios.

Irvin señaló que casi a diario encontraba fallos graves de seguridad y calidad en los aviones que supuestamente estaban listos para entrar en servicio.

Entre los defectos mencionados por Irvin, se encontraba la falta de dispositivos de seguridad en el hardware, lo cual, según él, podría impedir que los pilotos controlaran adecuadamente el avión.