Pero como Trump no es de los que piden las cosas de manera sutil, fue más allá y exigió un intercambio comercial bastante peculiar: "Quiero que nos den algo por todo el dinero que pusimos", dijo, agregando que su interés estaba puesto en "tierras raras, petróleo y cualquier cosa que podamos conseguir".

Para aquellos que pensaban que la ayuda a Ucrania era un acto de solidaridad, Trump acaba de demostrar que no hay donaciones en su diccionario, solo negocios. Mientras tanto, en Kiev, deben estar preguntándose si ahora tienen que pasar la gorra para pagarle al magnate republicano o empezar a parcelar el país para entregárselo en cuotas.

Ucrania, rica en litio y titanio, elementos clave para vehículos aeroespaciales y eléctricos, parece haber llamado la atención del expresidente, quien seguramente ya se imagina renombrando alguna mina como "Trump Rare Earths Inc.".

Lo cierto es que, con Trump, nada es caridad, todo es un negocio. Y si sigue en esta línea, no sería raro que en su próximo mitin exija que le devuelvan hasta los centavos de propina de cada misil enviado.